Las campañas electorales tienen el efecto de soltarles la lengua a los políticos –en especial a los PRI-nosaurios-, embarrando de lodo a sus adversarios y a si mismos. Pero en su retorcida mente eso es lo de menos: lo que importa es ver quien arroja más suciedad. Roberto Madrazo, el maestro de los comicios… amañados, es un digno representante de dicha casta y no pierde la oportunidad de demostrar sus “habilidades”: este dinopaladín de la justicia acusó a los ex presidentes Ernesto Zedillo y Vicente Fox de haber pactado con el narco, en concreto con el cártel de Juárez y la organización del Chapo Guzmán, respectivamente.Al respecto, formularé las preguntas que muchos se hacen: si Madrazo ya sabía desde hace más de una década de tales chanchullos, ¿porque no dijo ni hizo nada para poner un alto a semejantes contubernios? ¿Acaso no fueron aquellos años los de mayor esplendor en su carrera política, cuando tenía el poder suficiente para hacer la diferencia? ¿Cuál fue el motivo por el cual calló todo este tiempo?
Además de que Madrazo no tiene autoridad moral para señalar con dedo acusador a quien sea, sus dizque revelaciones provocan más dudas acerca de su propia integridad que sobre la actuación de pasados mandatarios en el combate contra el narco: ¿Qué otros secretitos guarda en su dinosáurica cabecita y en que coyuntura político-electoral piensa soltarlos? Porque hay que decir que los dinos nunca dan paso sin huarache…
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