jueves, 28 de mayo de 2009

Moros con tranchetes

Por desgracia, la guerra contra el narco nos obliga a adentrarnos en el mundo de los operativos policíacos, para entender su dinámica, aunque seamos simples ciudadanos. Digo lo anterior por la reacción del PRD luego del operativo en Michoacán, que ha derivado en la captura de 10 alcaldes –seis del PRI-nosaurismo, dos panistas y dos perredistas- y 17 funcionarios y ex funcionarios por vínculos con el cártel de La Familia.

La dirigencia nacional del sol azteca exigió que no haya una estrategia selectiva en el combate al narcotráfico y calificó como “una acción hostil” el hecho de que el gobierno federal realizara el operativo sin notificar al gobernador Leonel Godoy, del PRD. Lo que más preocupa a los perredistas es que entre los detenidos figuran servidores públicos de primer nivel del gobierno estatal: la asesora de seguridad de Godoy, Citlalli Fernández González; el coordinador de asesores del procurador estatal, Ramón Ponce Ponce; el director del Instituto Estatal de Formación Policial, Mario Bautista; y el juez de primera instancia en La Piedad, Jaime Liera.

A mi parecer, la reacción perredista está fuera de lugar. Por un lado, no creo que la lucha contra el narco se esté llevando a cabo de manera selectiva porque no se puede: las mafias no hacen distingos partidistas, corrompen a todos los que se dejan, por lo que hay que golpearlos ahí dónde se han infiltrado, sin importar el signo político del gobierno afectado. Por otro lado, las autoridades federales no podían notificar al gobierno estatal por el riesgo a una fuga de información: hay que recordar que los detenidos están acusados de proteger y filtrar información a La Familia, por lo que existía el peligro real de que el operativo fuera revelado a los criminales antes de que ocurriera, dándoles la oportunidad de escapar. De hecho, la investigación todavía no termina y no se pueden descartar más arrestos.

La lección que deja este suceso es que si los perredistas –y los demás partidos- quieren que sus gobiernos estatales no sean puestos bajo la lupa por nexos con el narco, deben cuidar más que sus cuadros y funcionarios no sucumban a la tentación de corromperse, en vez de ver moros con tranchetes donde no los hay.

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